Aurora recibe una llamada, y tiembla toda entera, por su amiga Manuela se teme lo peor.
Tu amiga ha sido asesinada, oye cuando descuelga, de dolor se revuelca, grita su corazón.
Un monstruo inseguro y desgraciado, asesino malcriado, en la infame aberración. De creerla tan sólo su amuleto, y él el macho y él el dueño, de su vida y su emoción.
Y por las noches la oye mientras canta, brillando desde el cielo, viva la mujer libre, ni una menos.
Y la alma preciosa de Manuela, se ensalza, brilla y vuela, se transforma su esencia, en algo superior.
Aurora cree ver sus ojos verdes, mirando al firmamento, y mientras la recuerda, siente vivo su amor.
Mientras cada una en su camino, forman invisible hilo, que tejen entre dos, un hilo de lucha y de cariño, contra el poseso maligno, un vínculo protector.
Y por las noches la oye mientras canta, brillando desde el cielo, viva la mujer libre, ni una menos.
